19 octubre 2007

 

Nuevos-viejos vientos.

Samuel Hadas, primer embajador israelí ante el Vaticano y ex embajador en España, analiza las expectativas creadas ante la próxima conferencia de paz en Annapolis, así como el rechazo por parte de la dictadura islamofascista iraní y del grupo terrorista islamopalestino Hamas.

La conferencia, que tendrá lugar en Annapolis, debería sentar las bases para encauzar la dinámica de paz palestino-israelí creada por el violento putsch de los fundamentalistas de Hamas en Gaza, que ha dividido profundamente a los palestinos, a la vez que permitió la reanudación del diálogo entre el presidente palestino, Mahmud Abas, y el primer ministro israelí, Ehud Olmert, así como el levantamiento del boicot internacional a la Autoridad Nacional Palestina.

Será difícil llegar a un acuerdo. La brecha entre las posturas es demasiado amplia. Los palestinos exigen la inclusión de objetivos concretos y un calendario para su implementación. Pero la parte israelí sentencia de modo inequívoco que "antes, los palestinos deberán construir sus instituciones de gobierno, combatir el terrorismo y asumir la responsabilidad por lo que ocurre en su territorio". En lo que concuerdan es que el objetivo debería ser "comenzar inmediatamente después las negociaciones para un acuerdo permanente" en las líneas del plan de paz del Cuarteto (EE. UU., UE, ONU y Rusia), la laberíntica hoja de ruta, que hasta hoy sólo condujo a callejones sin salida.

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