27 julio 2007

 

De qué hablamos cuando hablamos de paz.

George Chaya, miembro fundador del Consejo Mundial de la Revolución de los Cedros y asesor del Comité Libanés Internacional, afirma que los conceptos y el lenguaje en el mundo árabe son diametralmente distintos y hasta opuestos a los de Occidente. Para Chaya es necesario abordar esta cuestión para no seguir fracasando con los sucesivos procesos de paz en Oriente Medio.

En inglés, como lo entiende Estados Unidos, el término alto el fuego significa el fin total por una parte de cualquier actividad que una segunda parte pueda interpretar como agresiva. En hebreo el término es traducido como Hafsakat esh. Para los israelíes el alto el fuego significa que los palestinos tienen que detener todos los atentados contra ellos, pero si Israel tiene conocimiento de un atentado terrorista inminente pueden y deben actuar para evitarlo. En árabe, el término utilizado para el alto el fuego y la tregua es Hudna, y para los palestinos significa el cese temporal de hostilidad y/o escalada de hostilidades contra un enemigo real hasta que puedan vencerlo en el futuro. Estas diferencias son suficientes para mandar a pique cualquier acuerdo que sea firmado.

En la idiosincrasia árabe hay tres tipos de pactos de paz: Hudna, Atwah y Sulha. Todas estas palabras tienen sus orígenes en la Ley Tribal del mundo árabe: la hudna es un principio fundamental reconocido por cada árabe. Es un concepto legal aplicado a las tribus. Es algo temporal, La hudna es utilizada como vehículo para lograr el siguiente paso: atwah, que es un compromiso intemporal o de más largo plazo. Un acuerdo final de paz no es alcanzado hasta que el siguiente paso no desea logrado. La hudna más famosa tuvo lugar en el año 628 cuando el profeta Mohamad firmó la paz con los ancianos de Medina en la ciudad de Huday Biyyah. El acuerdo al que se arribó duraba 9 años, 9 meses y 9 días. Dos años mas tarde Mohamad violó el pacto y atacó destruyendo y venciendo a los líderes tribales.

Esta historia del Corán enseña a los seguidores del Islam dos lecciones importantes: en primer lugar, que un musulmán puede firmar un acuerdo con no creyentes cuando este es débil y ese acuerdo es en su propio interés. La segunda lección es que, después de haberse revitalizado y fortalecido, puede romper el acuerdo. Esta es la versión coránica o islámica del Caballo de Troya (el gesto o el regalo pueden convertirse en catalizadores de la derrota).

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